CARAMELEROS O PILLOS

El robo en los colectivos: Un delito que parece no tener ningunA solución y que arroja por lo menos un muerto al mes
Pillos y carameleros, terror de pasajeros
Uno de cada tres usuarios de bus en Guayaquil ha sido asaltado. Y ya nos acostumbramos, autoridades y pasajeros, a este fenómeno diario.
Vicente A Chonillo Yanqui Guayaquil.
Fotos de Cristian Vinueza y
Daniela Baque. Dibujo de Adrián Peñaherrera
“¡Agárrenlo... agárrenlo... por favor, ladrón desgraciado!, gritaba una señora de unos 45 años que se bajó casi al vuelo desde el estribo del bus de la línea 107, persiguiendo a quien le había arranchado la cartera.
Con su rostro pálido, con gestos de susto e impotencia las lágrimas fueron el desfogue natural de esta valiente mujer, quien nunca alcanzó al malhechor.

Ninguna de las personas que vieron cuando el pillo corría para esconderse en las callejuelas del barrio San Pedro hizo algo para detenerlo. Y encima, la dama tuvo que soportar a los curiosos inútiles que siempre llegan con la clásica pregunta: “¿Qué... le robaron?”, mientras que una caritativa habitante del barrio le daba a beber un vaso con agua azucarada, para que la afectada “calme sus nervios”.
“El hombre era de tez morena”, es todo lo que recordaba mientras hacía cuentas. Había perdido sus documentos, junto con la pensión que debía pagar en la escuela de su nieto. “¿Y dónde está la Policía cuando se la necesita?”, es otra de las preguntas típicas que se hacía, mientras que otro caritativo ciudadano llamó a un taxi para que lleve al fío a la señora hasta su casa. Pero que primero pase por la PJ a poner la denuncia, dijo irónicamente otro curioso. Y la respuesta: “¿para qué, no tengo tiempo?”.

Entonces la gente se quedó comentando la situación, mientras que una vecina del lugar decía conocer al pillo identificado como el “Negro William”, cuando sus palabras ya no servían de nada, pues la perjudicada se había ido.

UNO MÁS
Así como este caso, decenas se registran a diario en los circuitos de las líneas de transporte urbano y no pueden ser cuantificados porque no son denunciados, ya que a estos robos menores no los investiga la Policía, a menos que haya una denuncia formal. Es decir, el cuento del gallo pelón. No hay investigación porque no hay denuncia y no hay denuncia porque no hay investigación... Entonces es cuando uno se pregunta como en el “Chapulín colorado”: Y ahora, ¿quién podrá defendernos?
CON GUARDIAS EN LOS ESTRIBOS
Son aún muy pocas las líneas de buses que utilizan este servicio. Los guardias de seguridad pueden costar de 1.000 a 2.000 dólares mensuales según la cantidad de efectivos que requieran. Se sabe que de las 163 rutas existentes en la ciudad, no pasan de 5 las que utilizan este servicio de seguridad. Y esto no garantiza que estén libres de los robos, pues lo pudimos constatar en los recorridos efectuados en las diversas líneas de Guayaquil, que los pillos tienen estudiadas las zonas donde pueden cometer sus fechorías. Además de todo el sistema de transporte público, saben el funcionamiento de las oficinas, controles y estaciones. Toda esta información les ayuda para saber dónde y cuándo asaltar, empleando las rutas de escape más cercanas a sus escondites.

Y el problema está cuando el guardia privado interrumpe su presencia en el bus que va de salida para embarcarse en el que está ingresando a la zona de estación. Este corto tramo es el más peligroso.
A más de un guardia le ha tocado subir a un bus que minutos antes fue víctima de un asalto, porque no se tiene la presencia del efectivo armado en su recorrido total.

Según informaciones dadas por los choferes de las diferentes líneas, el número de pillos que aborda puede ser desde 1 hasta 8 ó más. Omar, un chofer de la línea 123 de la cooperativa Florida Norte, dice que tal vez los pueda reconocer si se suben solos, pero siempre se mezclan con los pasajeros y en distintos puntos. “Ellos nunca se suben en grupo, porque así no les paramos, les cerramos la puerta, es muy raro ver a un solo ladrón, pues de cada 10 asaltos perpetrados semanalmente en estos móviles, solo uno o dos corresponden a un ladrón solitario”.

El armamento que poseen los guardias privados es de fabricación nacional, un revolver de seis tiros calibre 38, gas lacrimógeno, un par de esposas y un chaleco antibalas.

A la semana se pueden reportar 2 asaltos denunciados en colectivos. Pero según nuestras investigaciones llevadas a cabo por más de un mes, superan los 10 casos semanales que no se los denuncia. En Guayaquil, el usuario se ha ido acostumbrando y ahora es común ser desvalijado en los buses. Uno de los factores para no denunciar, según algunos pasajeros, es que la Policía “no hace nada al respecto”, y que “el tiempo es muy valioso para desperdiciarlo en acudir a la Fiscalía, simplemente no se opone resistencia al asalto y te roban, pero no te hieren ni te matan”, opinión con la que coincidían los demás pasajeros del colectivo, pues “lo material se recupera pero la vida no”. Hemos llegado al punto que muchos usuarios de buses llevan una suma X de dinero para pagar el “peaje” a los ladrones y no resultar heridos o muertos.


MODUS OPERANDI
¿Cómo operan los centenares de ladrones dedicados a asaltar en los buses?
“Chanchito”, un individuo de raza negra y de aproximadamente 30 años, nos da las pautas de cómo “trabajan” los asalta-colectivos.

1.- “Nos hacemos panas de los tarjeteros y de las secretarias de las oficinas, para saber dónde y cuándo van los dueños a retirar el dinero de las vueltas que dan en el día. Lo ideal para un asalto es que en la cuarta o quinta vuelta, el conductor sale con todo ese billete en su poder y entonces atacamos”.

2.- El “campanero”, que es el primero que sube, analiza la situación, mira disimuladamente a los pasajeros. Por la ventana del carro hace una seña para que subamos uno por uno. Nosotros sabemos de antemano en qué orden vienen los carros, nos encontramos en los paraderos posteriores como si fuéramos pasajeros normales”.

3.- “Una vez en el bus se colocan estratégicamente uno delante, otro en medio y el primero en subirse estará siempre atrás.”

“Cuando estamos cerca de las zonas de escape y de las guaridas, perpetramos el asalto. Todo tiene que ser rápido, el tiempo máximo debe ser de dos minutos para abandonar el colectivo”.
4.- “Al momento de asaltar, no gritamos solo apuntamos y registramos”. A decir de “Chanchito”,“se trata de sorprender, asustar y salir.“ Este, la salida, “es el momento clave, el éxito está en que no reaccionen. Siempre apuntamos a la cabeza o hincamos en las costillas de los choreados, muchos tiemblan y temen por su vida, no les damos tiempo a que piensen”.

5.- “Nos bajamos en el punto establecido, una vez en el terreno nos dispersamos rápido, para despistar si es que alguien nos sigue, incluso nos cambiamos de ropa.”

¿Los choferes trabajan con ustedes?
“No. Ellos marchan igual y si nos hacen pito tarde o temprano se la dedicamos, porque tienen las de perder. Cada asalto al chofer nos deja como promedio 100 dólares, fuera de lo que les sustraemos a los pasajeros.

-Entonces, ¿cuánto ha sido el monto máximo que te produce un asalto?

“A veces hasta 200 dólares por carro, depende de los pasajeros”.

¿Cuántas veces roban a la semana?

“Unas 3 veces en diferentes sectores de la ciudad”.

¿Cuáles son las horas más apropiadas para el robo?

“De 09:00 a 12:00 y la “hora boba” entre las 13:30 hasta las 15:00. Por la noche desde las 22:00 en las líneas que trabajan hasta altas horas.

Uno de mis sectores favoritos es el de la calle Loja, nos quedamos cerca del cerro, detrás del hospital Luis Vernaza.

Algunos llevamos mochilas donde guardamos las armas, otros portamos fundas de compras que son menos bandera”.

OPERATIVO POLICIAL
Al parecer, la acción policial no da los resultados esperados. Pero sí se ve a algunos uniformados trabajando en los buses. Son un número reducido de acuerdo a sus posibilidades y los pillos generalmente saben cuando ellos están presentes. Tener un policía en cada unidad es prácticamente imposible, es por eso que se recurre a dividir la ciudad en tres zonas: centro, sur y norte, abordando dos y tres agentes en las unidades previamente establecidas, por su peligrosidad. Son 80 efectivos que salen desde los tres cuarteles y de la PJ. Su recorrido es hasta cierto punto, es decir los más críticos. La Policía trabaja en un horario de 07:30 hasta las 14:00 en que se reportan con un parte de novedades, además está la central de radio que siempre da la alerta a los patrulleros cuando son informados a tiempo del hecho ilícito, todo esto está bajo la supervisión del subcomandante, Crnel. Eduardo Sarmiento y sus respectivos tenientes coroneles.

COMPAÑÍAS DE SEGURIDAD NO AUTORIZADAS
Sarmiento expresó que las compañías de seguridad que brindan sus servicios en las líneas de buses no están autorizadas para realizar esta labor de control, que le compete exclusivamente a la Policía. Espera que en el futuro cercano se incremente el número de agentes para extender los horarios y dar mayor cobertura. Si bien es cierto, este es un mal crónico de la sociedad guayaquileña que viene desde hace mucho tiempo; su causa principal es la pobreza y el deseo de dinero fácil, especialmente para el vicio.


RECOMENDACIONES
1.- Quienes salen desde las estaciones pueden ayudar a identificar a los pillos y comunicar al chofer para que no les abran la puerta o si se embarcaron más adelante los hagan bajar de algún gendarme que patrulle el sector.

2.- Estar siempre alerta a cualquier actitud sospechosa de algún pasajero, además si se logran subir los denominados carameleros en grupo, no les queda más remedio que bajarse inmediatamente del bus. Porque de lo contrario solo pueden esperar a que los asalten so pretexto de brindarles sus productos o que les obliguen a comprar, lo cual es un tipo de delito y peor que no les den el vuelto; esto atenta con los derechos de elección que tenemos los ecuatorianos. Pero también hay que pensar que es muy peligroso para su integridad física oponer resistencia al asalto si ya este está en marcha.

3.- Una última: que no salgan con alhajas en su cuerpo, porque son una tentación para cualquier arranchador. Así mismo los celulares y los zapatos de marca atraen como un imán a los bandidos.


CARAMELEROS O PILLOS
En cuanto a los que fingen ser carameleros para poder subirse a los buses, la responsabilidad está en los conductores que los dejan ingresar a los carros, pues está en vigencia la ordenanza de tránsito que les impide ir con la puerta abierta y parar en cualquier parte para dejar o recibir pasajeros. Si así lo hacen los pasajeros tienen que llamar a un vigilante de tránsito o cualquier autoridad para que los obliguen a respetar las leyes, sin embargo esto nunca se hace.

No hay comentarios:

Publicar un comentario