¡La nueva calle de la perdición!

Segunda parte de “Tulcán”, la nueva calle de la perdición en Guayaquil
¡La nueva calle de la perdición!
Los maricas se han tomado las aceras. Los lujosos vehículos las recogen. Y hasta la Policía llega y las saluda.
Lex
Hay momentos en que la “pista” -así llaman a la calle- se llena de vehículos. Algunos solo quieren curiosear y apreciar de cerca los monumentales cuerpos. Otros, sin llamar tanto la atención, se detienen para negociar. Algunos dan varias vueltas por el sector, con el afán de encontrar a su travesti favorito. Y es que las hay para todos los gustos. Rubias, morenas, con o sin silicona y pelucas. En este lugar se satisface cualquier fantasía sexual.

Al dialogar con algunas de “ellas”, revelaron que sus consumidores son muy variados. Políticos, futbolistas, personajes de la TV y hasta colegas periodistas son parte de la distinguida clientela.
Aunque no hay regulación que les exija portar carné profiláctico, estas "trabajadoras sexuales" voluntariamente se realizan chequeos y practican sexo seguro mediante el uso del preservativo. Sin embargo, pudimos conocer que varias están infectadas con el VIH, razón por la cual son marginadas por sus compañeras de oficio.
A pesar de que se suelen realizar operativos para disminuir esta actividad clandestina, los elementos policiales se hacen de la “vista gorda”, y dejan que los transexuales trabajen con libertad en este y otros puntos de Guayaquil. Se rumora que esto se consigue mediante el pago de un pequeño “impuesto”.
Así nos pusimos en alerta y pudimos captar momentos en que una camioneta de la Policía se acercó a uno de los travestis. Pensábamos que le pedirían sus documentos, pero para nuestra sorpresa, el homosexual coqueteó con ellos y luego siguió su camino.
FELACIÓN EN VÍA PÚBLICA
La noche es intensa y trajinada. Pese a que el destino final de estas prácticas sexuales son los moteles y residenciales más discretos, algunos prefieren hacerlo en plena vía pública, especialmente los que van en busca de felación (sexo oral).

Amparados en la poca iluminación y en los troncos de los árboles se consuman crudos espectáculos de sexo. Detrás de un tronco o dentro de un carro, la lujuria se desboca y ya a nadie le importa ser pillado “con las manos en la masa”.

Los transgéneros más experimentados y audaces no le temen al exhibicionismo. Al fin y al cabo, “ellas” están disfrazadas y no tienen mucho que perder. No así sus clientes, quienes usan como única protección las películas antisolares y las luces intensas de sus vehículos, para evitar ser reconocidos. Aún así, las placas de sus carros los delatan.

En la “pista” poco a poco se pierde la vergüenza. Aunque al principio, como cualquier aprendiz, todas llegan nerviosas y algo recatadas, a la larga a nadie le importa el escándalo. Dicen que la Primero de Mayo es la escuela de todo transexual. El objetivo es aprender el negocio y ahorrar dinero para viajar a Brasil, España, Francia, o cualquier otro país de Europa, puesto que allá la prostitución de travestis tiene mayor demanda y es muy bien pagada.

Ese ha sido el caso de “muchas”, quienes después de comenzar en las calles de Guayaquil, ejercieron por varios años su oficio en el viejo continente, para después regresar con fuertes cantidades de dinero y dedicarse a otras actividades

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