¡El ensacado de naranjito!

Asombro causÓ en la población el cruel asesinato de un joven
¡El ensacado de naranjito!
Fue muerto a punta de garrotazos y luego lo asfixiaron. Después lo metieron en un saco de yute y lo botaron al pie de la carretera, a un kilómetro antes de llegar a este cantón.
MILAGRO
EL 80% de su cuerpo estaba morado, reflejando una fuerte paliza con un objeto contundente, posiblemente un palo o un tubo. Su rostro bañado en sangre evidenciaba el pavor de la muerte. Los fríos asesinos lo metieron en un saco de yute y lo fueron a botar a un kilómetro de la entrada del cantón de Naranjito, junto a unos canteros.
Nadie sabía al principio quién era este muchacho, no mayor de l8 años, ni mucho menos las causas para tan salvaje venganza.
Al fallecido se le descubrió en el brazo derecho un tatuaje con el nombre de Rafael; después los investigadores determinaron que así se llamaba, incluso averiguaron que vivía con el abuelo y su tío Raúl al norte de esta jurisdicción.
Soledad y tristeza
En un sector solitario se halló el cadáver, junto a unos canteros, ubicado a 20 metros de la carretera Roberto Astudillo-Naranjito; a las 12:00 del domingo la Policía Judicial de Milagro fue notificada y se dirigió hasta el lugar para verificar el hecho de sangre.
La víctima fue metida de cabeza en un saco, con las manos amarradas hacia atrás por largo tiempo mientras era torturada. Estaba con los pies afuera del costalillo y sus zapatos deportivos no tenían cordones, además se hallaban cerca de él. En los alrededores no se encontró ninguna evidencia que brinde pistas para conocer los móviles de este asesinato, presumiéndose que lo mataron en otro lugar y lo cargaron para abandonarlo en el sitio indicado.
A medio identificar
Rafael tenía puesto un jean azul, calzoncillos tipo licra del mismo color y camiseta ploma, era de tez trigueña, luego se supo que lo llamaban el “Negro”. En uno de sus bolsillos del pantalón se hallaron dos billetes de un dólar y una caja de fósforos.
Algunas personas que lograron identificarlo explicaron que el muchacho se ganaba la vida vendiendo bollos; otros señalaron que algunas veces estuvo detenido en la Policía de Naranjito y que su tío Raúl velaba por él.
Pese a esto, hasta el cierre de la edición, los familiares del occiso no se habían hecho presentes para reclamar el cadáver, mientras su identificación era solo parcial, desconociéndose sus apellidos.

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