tragedia que ha conmovido al Ecuador

El caso del chico que mató a sus padres y hermana adoptivos, dos días después de la tragedia que ha conmovido al Ecuador
¡No hace más que llorar!
El muchacho está arrepentido y dice que no se explica lo que ocurrió. La doméstica de la casa lo humillaba permanentemente y le decía que era un “recogido”.

El adolescente que mató a sus padres y hermana adoptivos la madrugada del último martes actuó solo, según confirmó el jefe de la Policía Judicial, Rafael Yépez Cadena.

El chico, de 15 años, quien se encuentra aislado en el Hogar de Tránsito, se declaró autor confeso del triple homicidio que habría planificado cansado del estricto trato que le daban sus progenitores.

Luego de su declaración, el joven, quien hasta ahora no ha recibido visita de familiar alguno, lloró desconsoladamente y se mostró arrepentido del error cometido contra las personas que lo adoptaron cuando tenía dos meses de nacido.
En la versión que dio en presencia de la fiscal y procuradora de la niñez, Rocío Córdova, el muchacho dijo que hace cuatro años se enteró, durante una conversión familiar, que no era hijo de Nicolás Moreira y Alicia Martillo.

Pese a que en reiteradas ocasiones le preguntó a su madre si en realidad no era su hijo, ella siempre se lo negó.

Sin embargo, con el tiempo las dudas y el resentimiento se acentuaban, sobre todo cada vez que la doméstica, Julia Nasipucha, quien tenía 27 años laborando en la casa de los Morerira, le mencionaba al adolescente que “era un recogido”.

Hasta ahora se descarta que el chico haya pertenecido a pandilla alguna. Para las autoridades que investigan el caso resulta curioso el hecho que este joven y el estudiante que habría matado a una menor dentro de un aula del colegio Sir Francis Bacon hayan sido alumnos de la Academia Naval Guayaquil.

Al momento, el joven cumple internamiento preventivo en el Hogar de Tránsito, ordenado por la fiscal Córdova.

Posteriormente, y cuando lo disponga el juez competente, el adolescente pasará a la casa de observación, también llamada Instituto profesional de varones, donde deberá recibir tratamiento socioeducativo junto a más de 40 jóvenes infractores, 7 de los cuales están aislados por homicidio.
En ese sitio permanecerá hasta que cumpla la sentencia que le imponga el juez, condena que no debe pasar de 4 años, y que deberá cumplir en esa institución.


PROYECTO PARA ENDURECER PENAS
En relación a las penas impuestas a los chicos homicidas, el diputado del Partido Social Cristiano, Pedro Martillo, pariente de una de las víctimas, sostuvo que presentará un proyecto de ley para sancionar duramente a los menores, en esta situación.

Afirmó que la reforma tiene como fin endurecer la sanción punitiva para aquellos chicos que usen armas durante el cometimiento de delitos. “Actualmente el borrador está listo”, afirmó el legislador.
Dentro del texto del proyecto se incluye la derogatoria de algunos artículos y la reforma de otros de la Ley de menores.

Varios ciudadanos consultados al respecto, concordaron en que los menores que cometan faltas graves sean juzgados como adultos, igual que sucede en países de Europa y en Estados Unidos.
“Hay chicos que nacen con problemas de conducta que ni siquiera los tratamientos psicológicos pueden cambiar, y si se los deja en libertad luego de cumplir una pena tan corta saldrán para seguir delinquiendo”, sostuvo un padre de familia.

Para otros, en cambio, es necesario que los chicos que cumplen una condena no dejen de acudir a las citas psicológicas, que deberán ser ambulatorias, “ellos están madurando y necesitan la guía de un profesional”.





Hablan rector y su mejor amigo
La conducta de Francisco javier Moreira Martillo en la Academia Naval Guayaquil siempre fue muy buena, con un promedio de 17-18, y nunca tuvo problemas mayores dentro de la institución afirma el rector capitán Patricio Pita, quien conocía bien al muchacho.

La institución lleva un registro de los alumnos que no viven con sus padres, por efectos de la emigración. A ellos, el departamento de orientación y las autoridades, los tienen identificados. También hacían un seguimiento al caso de Moreira porque los padres del chico no se acercaban a preguntar sobre su rendimiento o conducta. Solo una vez, el lunes 2 de mayo del presente año lectivo, su madre adoptiva se acercó a justificar una falta a la instrucción militar del sábado 30 de abril. Después de eso nunca más se la vio.

Pero ¿qué calidad de alumno era Francisco?, preguntamos al directivo.

-”Tenía un aprovechamiento regular, y las notificaciones y hoja de calificaciones no las venía a retirar ninguno de sus padres, las recibían a través de un mensajero.”

-¿Jamás vieron un cambio en la conducta de este alumno?

-"Nunca se notó, siempre era muy callado y cuando se le preguntaba decía que todo estaba normal, claro que nosotros formamos gente de bien con disciplina, pero necesitamos mucho de la ayuda del hogar que es el complemento de la educación de nuestros alumnos”.

Y es que su mejor amigo, a quien llamaremos José, no se explicaba por qué se ausentó del colegio durante una semana. Él fue el último en verlo el lunes 4, un día antes de que se alejara definitivamente del colegio al que tampoco se presentó a rendir los exámenes que empezaban del 5 al 13 de julio.




GOLPEADO Y SUGESTIONADO.

José fue testigo de cómo la mamá de Francisco lo abofeteó por llegar 5 minutos tarde a su casa. Él se sintió mal de que “delante de un compañero le pegase. Desde ese momento, me pedía que lo acompañara solo hasta una cuadra antes de su casa, entonces yo me quedaba en el paradero para tomar el colectivo que me lleve a mi hogar. Así lo hice, todo por el temor de él a ser agredido”.

“Lo conozco desde primer curso, pero desde hace un año me venía contando de su temor hacia la familia, ya estábamos en tercero, alguna vez me lo encontré fuera del colegio porque no quería entrar por no tener el uniforme completo, y como él no traía dinero, me pidió prestado un dólar para irse a otro lado. Pese a que traté de convencerlo, no tuve resultado positivo, se fue, pues prefería faltar y no darles motivos a los inspectores para que notifiquen a su familia. A la hora de salida corría para llegar a tiempo a su casa, además, en clase no respondía a las preguntas del profesor, siempre se lo veía retraído.”

“En el colegio Americano, donde daba clases su hermana, ahora occisa, a las tres de la tarde él le llevaba el almuerzo, y en esta institución le había gustado una bella chinita que frecuentaba el lugar. Por ser reservado nunca hablaba de farras o fiestas nocturnas".

El inspector y el psicólogo de la Academia confirma que “siempre se le veía muy tranquilo. La familia no contestaban el teléfono cuando quisimos notificarles sobre la falta a los exámenes. Ellos esperaban que les llegara la notificación con el mensajero de la institución”.

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