la muerte de un centenar de ecuatorianos en alta mar

Luego de la muerte de un centenar de ecuatorianos en alta mar, una investigación oficial de Inteligencia Naval es revelada exclusivamente por EXTRA:
¡Estas son las rutas de los coyoteros asesinos!
Para evitar ser detectados los traficantes ya no trasladan en furgones a los ilegales, sino en buses de diferentes cooperativas en grupos de 20 a 25. A los pescadores les pagan hasta 50 dólares por cada persona que llevan en sus pangas hasta donde se encuentra el “barco madre”.
DARTAÑÁN
munozh@granasa.com.ec
Fotos: Archivo y Digmer
Fuente: Inteligencia Naval
La muerte de una centenar de migrantes ecuatorianos -la mayoría proveniente de la Sierra-, ocurrida el último 14 de agosto en alta mar, ha sido la “gota que derramó el vaso”.

Esto, porque, aunque era vox populi el tráfico de los coyoteros, las autoridades prestaron poca atención en realizar trabajos de investigación no solo para identificar a los responsables, sino para girarles boletas de detención por este hecho ilícito que cogió más fuerza a raíz de la peor crisis económica que soportó el Ecuador en 1999.

Es así que desde el año 2000 al 2004 solo 7.194 migrantes fueron detenidos en alta mar; mientras que un número indeterminado llegó a su destino arriesgando sus vidas y se especula que otro alto número no corrió la misma suerte y pereció en el intento, sin dejar huellas.

Hoy, cuando el llanto y los gritos de impotencia retumban desde las provincias del Azuay, Cañar, Tungurahua y El Oro -de donde era la mayoría de los muertos- EXTRA les revela información que no solo pone al descubierto las nuevas rutas que usan, sino el dinero que ganan los coyoteros y cómo funciona esta cadena.
Buses por furgones
La nueva modalidad de los coyoteros consiste en tener “enganchadores” o personas que van de puerta en puerta en las ciudades del austro ofreciendo sus servicios para llevar a hombres o mujeres a los Estados Unidos.

El precio que cobran oscila entre los 5.000 y 10.000 dólares e incluso prometen que en caso de fracasar el viaje, el migrante podrá reintentarlo las veces que sea, siempre y cuando no los denuncien a las autoridades.

Como muchas de las personas no tienen dinero para pagar en efectivo optan por dejar empeñados a los propios coyoteros tierras, casas y carros.

Contactados y arreglado el precio se ponen de acuerdo en la fecha de partida.

Actualmente ya no trasladan a los viajeros en furgones, sino que contratan buses de ciertas cooperativas de transporte, que también están siendo investigadas, para llevarlos a grandes ciudades como Guayaquil y Manta, donde permanecen varios días en hoteles o viviendas acondicionadas para el efecto.

Luego, en horas de la madrugada, son llevados hasta las zonas costeras.

Aquí, grupos de pescadores ponen a disposición sus pangas para evitar ser detectados por las autoridades y así trasladar a los viajeros hasta el barco chinchorrero que realizará la larga travesía por el mar. Incluso los jefes de esta mafia siempre tienen tres o cuatro barcos que zarpan desde varios sitios.

La intención es confundir a los marinos, pues si cogen una embarcación las otras sí llegarán a su destino.

“A los pescadores les pagan hasta 50 dólares por el traslado de cada persona. Cuando se realizan los trabajos de inteligencia ellos nunca van a revelar detalles porque se quedarían sin trabajo”, agregó la fuente.
Las rutas más utilizadas
De acuerdo a la información entregada a este diario por el personal de Inteligencia Naval -luego de una investigación que duró meses- la mayoría de las rutas que usan los coyoteros para llevar los migrantes a Centroamérica y de ahí a los Estados Unidos están ubicadas en las provincias de Guayas, Esmeraldas, El Oro y mayormente en Manabí.

Por lo general son entrantes y salientes, algunas tan pequeñas que solo son conocidas por los pescadores de la zona.

Así, tenemos en Manabí: Cojimíes, Pedernales, La Cabulla, Punta Pedernales, Punta Blanca, Punta Venado, Cabo Pasado, Canoa, San Vicente, Bahía, Manta, Jaramijó, Machalilla, Puerto López y Crucita entre otros.

En Guayas, La Entrada, Ayampe, Playa Bruja, La Playita, Olón y Salinas, entre otros.
“En Esmeraldas se da con menor frecuencia, lo mismo que en la provincia de El Oro.

Son sitios difíciles de encontrar y como los pescadores no dan información no se puede localizar a los barcos que zarpan ilegalmente”, agregó la fuente.


Habla Eduardo Navas Nájera


En estos días muchas líderes de opinión pública han puesto en tela de duda la labor de los miembros de la Armada Nacional para controlar el zarpe de los barcos llevando cientos de migrantes.

De acuerdo al director General de la Marina Mercante del Litoral (Digmer), Eduardo Navas Nájera, a la institución le resulta “imposible controlar efectivamente el millón doscientos mil kilómetros de mar territorial y 1.667 de perfil costero con que cuenta el país”.

Esto, porque las lanchas que patrullan no son interoceánicas. O sea no pueden permanecer en alta mar mucho tiempo por falta de combustible y por otros factores.

“Para diciembre se tiene prevista la llegada de tres lanchas modernas y especiales para este tipo de vigilancia, pero aún serán pocas”.

Además, dijo que la Marina cuenta con un proyecto de Vigilancia y Control que implica la compra de radares, pero no se puede hacer realidad por cuanto tiene un valor aproximado de treinta y cinco millones de dólares y no hay presupuesto.

“Hacemos lo que podemos y el gobierno nacional debe entender que la migración es un problema social”, señaló el alto oficial.

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